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El Reino de Amón era un reino semítico de la Edad de Hierro que ocupaba el este del río Jordán entre los valles de Arnón y Jabbok en la actual Jordania.

Etimología[]

El término hebreo Ammôn significaba sencillamente «pueblo» y es probablemente el origen del endónimo. Una versión alternativa, muy probablemente satírica y despectiva, es la que se da en la Biblia: allí se narra que Amón o Ben-Amí (patriarca del posterior pueblo amonita) sería el segundo de los dos hijos (junto con su hermano Moab) que Lot habría tenido incestuosamente con sus propias hijas, que lo emborracharon al creerse en la obligación de tener relaciones con su padre para perpetuar la raza humana tras la destrucción de Sodoma y Gomorra.

Historia[]

De acuerdo con la Biblia, el territorio de los amonitas había estado previamente en posesión de los zamzummim o zuzim. Se tiene constancia de los amonitas desde el siglo XIII a. C., y fueron una nación independiente hasta el VI a. C..[1]

Los amonitas se establecieron al este del Jordán, invadiendo las tierras de Rafa al este del Jordán, entre el Jabok y Arnón , despojándolos y habitando en su lugar. Aquella era una tierra de gigantes que era llamados Zomzommitas.[2]

Enfrentados en periódicas guerras con los israelitas, fueron vencidos en el siglo X a. C. y permanecieron sometidos hasta el año 721 a. C., cuando recuperaron su territorio tras la deportación de los israelitas a Babilonia. Al parecer fueron frecuentes sus alianzas con los moabitas para rechazar o atacar enemigos comunes.[1]

Los amonitas mantuvieron su pretensión de formar parte de Transjordania después de haber sido ocupada por los israelitas que la obtuvieron de Sijón. En los días de Jefté, los amonitas ocuparon las tierras al este del río Jordán y comenzaron a invadir tierras israelitas al oeste del río. Jefté se convirtió en el líder en resistencia a estas incursiones.

El constante hostigamiento de las comunidades israelitas al este del Jordán por los amonitas fue el inicio de la unificación de las tribus bajo el gobierno de Saúl. El rey Najas de Amón (c.1010-990 a.C.) sitió a Jabes-Galaad y los israelitas, dirigidos por Saúl, derrotaron al rey amonita, resultando eventualmente en la formación del Primer Reino Israelita.

Durante el reinado del rey David, los amonitas humillaron a los mensajeros de David y se unieron a los arameos para atacar a Israel. Esto finalmente terminó en una guerra y un asedio de un año de Raba, la capital de Amón. La guerra terminó con todas las ciudades amonitas conquistadas y saqueadas y los habitantes asesinados o sometidos a trabajos forzados por mandato de David.

Naamá, una de las esposas del rey Salomón y la madre de [[Roboam de Judá|Roboam, era un amonita.

Cuando los arameos de la ciudad-estado de Damasco privaron al Reino de Israel de sus posesiones al este del Jordán, los amonitas se aliaron a Ben-hadad y enviaron a un contingente de 1.000 hombres como aliados de Siria en la batalla de Qarqar en el 854 a.C. en el reinado de Salmanasar III.

Los amonitas y los moabitas formaron una coalición contra Josafat de Judá. La coalición fue confundida por Yavé y los ejércitos se mataronn entre ellos. Fueron sometidos y rindieron tributo a Jotán.[2]

Durante los siglos VIII y VII a. C. hay varias menciones a los amonitas en fuentes asirias. Al parecer los asirios pedían tributo a los reyes amonitas y a cambio ayudaban a proteger las rutas comerciales de los grupos nómadas. Durante este período el reino de Amón extendió sus fronteras al oeste hasta el río Jordán, al norte hasta Gilead y al sur hasta Heshbon. Las principales ruinas halladas datan de este período, así como los sellos, inscripciones y estatuaria, todo ello indicando la prosperidad de la región.

Aunque ayudaron a Nabucodonosor II en su campaña contra los israelitas, luego se rebelaron contra los babilonios, motivo por el que el territorio se anexionó a las provincias imperiales. En época persa el término «amonita» se había convertido en meramente geográfico y se aplicaba sobre todo a los tribus árabes que se habían asentado en el territorio del antiguo reino de Amón.[1]

Tobías el Amonita, se unió a Sanbalat para oponerse a Nehemías, y su oposición a los judíos no cesó con su establecimiento en Judea luego del regreso de Babilonia. Los amonitas presentaron un serio problema a los fariseos porque había muchos matrimonios entre hombres israelitas y mujeres amonitas y moabitas en los días de Nehemías y estos hombres se habían casado con mujeres sin conversión, haciendo que sus hijos fueran impuros.[2]

En el siglo I el territorio fue incorporado por los romanos en la provincia de Judea. La última mención a los amonitas data de tiempos de los macabeos, cuando Judas Macabeo se enfrentó a ellos en varias batallas.

Testimonios contemporáneos[]

  • Diversos documentos administrativos asirios:
    • Estela de Salmanasar III, que menciona al rey Baasa de Amón.
    • Anales de Senaquerib, con el tributo a pagar por Puduilu de Amón.
    • Una botella de bronce hallada en Tel Siran y un documento de Asurbanipal, mencionando al rey Aminadab de Amón.
  • Un sello de arcilla encontrado por Lloyd Willis en 1984, con los nombre de su propietario y del rey Baalís.
  • Sello de Shuba, funcionario de la provincia persa de Amón.

Territorio[]

La tierra de los amonitas era fértil y disponía de agua y pastos en abundancia. Su capital estaba radicada en Rabbat Amón, donde se han encontrado restos de un templo levantado en honor de Milcom, su dios principal, y una necrópolis de los siglos VIII y VII a. C. En la Biblia se hace referencia a 20 ciudades del país, lo que da idea de que estuviera bastante poblado.

Idioma[]

El idioma amonita estaba estrechamente relacionado con el hebreo bíblico, hasta el punto de considerarse una variedad dialectal. Del idioma amonita sobreviven solo algunos fragmentos. Destaca sobre todo la inscripción de la ciudadela de Amán, del siglo XI a. C., la botella de bronce de Tell Siran (siglo VII-VI a. C.) y unos pocos óstraca.

Religión[]

No se conoce apenas nada sobre su religión y cultos aparte de que su principal divinidad se llamaba Milcom probablemente una variación de Moloc.[1]

Economía[]

La economía se basaba mayoritariamente en la agricultura y el pastoreo. La mayoría de la gente vivía en pequeños pueblos rodeados de granjas y pastos. Como su reino hermano de Moab, Amón fue la fuente de numerosos recursos naturales, incluyendo arenisca y piedra caliza. Tenía un sector agrícola productivo y ocupaba un lugar vital a lo largo de la Carretera del Rey, la antigua ruta comercial que conectaba Egipto con Mesopotamia, Siria y Asia Menor. Como con los edomitas y los moabitas, el comercio a lo largo de esta ruta les dio ingresos considerables.

Hacia el 950 a.C. Amón mostró una prosperidad creciente, debido a la agricultura y el comercio, y construyó una serie de fortalezas. Su capital estaba situada en lo que ahora es la Ciudadela de Ammán.[2]

Referencia[]

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